Allá en los días en que los circos recorrían la nación, uno de los actos secundarios era el de un hombre fuerte que demostraba su poder ante una gran audiencia. Al final, él apretaba un limón entre sus manos, sacándole el jugo. Luego decía a la audiencia: "Le ofrezco $200 a cualquier persona en la audiencia que pueda exprimir una gota adicional de este limón."

Una delgada mujer de mayor edad, de mirada académica, con gafas en una cadena alrededor de su cuello, se acercó, cogió el limón, lo apretó con fuerza y se las arregló para obtener una gota de jugo de limón. El hombre fuerte se sorprendió. Mientras pagaba a la mujer los $200, dijo: "Tengo que preguntar: '¿Cuál es el secreto de su fuerza?'"

"Práctica", respondió la mujer. "Yo era la tesorera de la Primera Iglesia Presbiteriana por treinta y dos años y ¡siempre he tenido que exprimir algo de la nada!"

A menudo, la tarea de nuestros/as tesoreros/as de la iglesia parece ser siempre el tratar de hacer algo de la nada. La tarea del/ de la tesorero/a de la iglesia no es fácil. Los consistorios, por no hablar de los/as pastores/as o incluso congregaciones, a menudo piden a sus tesoreros/as el encontrar maneras de pagar por las cosas que quieren o creen que la iglesia necesita financiar. Casi inevitablemente, esto puede dar lugar a tensiones entre el consistorio y el/la tesorero/a. Los consistorios pueden ser percibidos por los/as tesoreros/as como quienes gastan sin tener en cuenta las finanzas de la iglesia y los/as tesoreros/as pueden ser percibidos/as quienes de manera irrazonable se ponen en medio en el camino de lo que el consistorio entiende debe ser la financiación del ministerio de la iglesia.

Entonces, ¿cómo deben relacionarse los/as ancianos/as gobernantes y los/as tesoreros/as de la iglesia?
El Libro de Orden sólo proporciona una referencia a los/as tesoreros/as. La Forma de Gobierno, G-3.0205, indica " El consistorio elegirá un tesorero o una tesorera para servir el término que el consistorio decida, y su labor será supervisada por el consistorio, o en encomienda específica del consistorio, por la junta de diáconos o de síndicos." Pero a partir de esa frase, vemos un par de cosas importantes acerca de cómo han de relacionarse los/as ancianos/as gobernantes en un consistorio y los/as tesoreros/as.

Esta declaración es un recordatorio de que es el consistorio quien elige al/la tesorero/a. El/la tesorero/a no es elegido por el/la pastor/a o incluso por la congregación como un todo. El consistorio elige al/la tesorero/a. Esa es también la razón por la que el consistorio decidirá y supervisará el trabajo del/la tesorero/a. Para decirlo de otra manera, la responsabilidad última del/la tesorero/a es con el consistorio. Esta es la razón por la que el texto completo de G-3.0205 incluye que los consistorios velarán por que se sigan ciertos procedimientos en relación con el conteo y registro de las ofrendas; el mantenimiento de libros y registros financieros que también están abiertos a inspección por parte de oficiales de la iglesia (que es lo que los/as miembros del consistorio son); y por lo menos informes anuales de todas las actividades financieras.

Otra nota importante es que G-3.0205 indica que el consistorio elegirá al/la tesorero/a "para servir el término que el consistorio decida..." Los/as tesoreros/as no son elegidos de por vida aunque a veces es probable que se sienta de esa manera. En cambio, son elegidos/as por un término – ese término puede ser un año o diez años o cualquier período establecido por el consistorio, siempre y cuando haya un plazo específico de tiempo.

Ese plazo del término de asignación en realidad puede ser una gran oportunidad para los/as ancianos/as gobernantes y el/la tesorero/a de relacionarse. Cuando el final del término de un/a tesorero/a se acerca, un consistorio puede ser de utilidad para los/as tesoreros/as, especialmente tesoreros/as que el consistorio quiere que continúen, no sólo para preguntar si el/la tesorero/a quiere continuar, pero realmente escuchar la respuesta del/la tesorero/a. Muchas veces, por amor a su congregación, un/a tesorero/a dirá algo similar a: "Bueno, si nadie más lo hará, creo que puedo hacerlo de nuevo." Y un  consistorio aceptará eso como la respuesta que necesitan. Pero qué tal si los/as ancianos/as gobernantes realmente escucharan esa respuesta y la tomaran como una oportunidad para tener una conversación significativa con el/la tesorero/a acerca de si él o ella quiere seguir y si, de ser necesario, se puedan hacer ajustes. El trabajo es lo suficiente difícil y estresante de por sí, sin sentir que nunca se puede salir del mismo.

Los/as tesoreros/as son personas valiosas y necesarias en cada congregación. La tarea a menudo puede parecer como la de exprimir una gota más de jugo de un limón seco, pero la gran mayoría de los/as tesoreros/as no dejan de tratar de hacerlo. En ese sentido, los/as ancianos/as gobernantes y los/as tesoreros/as son exactamente iguales - ambos aman a sus congregaciones con todo su corazón y toda su alma. Eso puede ser lo más importante a saber.


El reverendo Ted McCulloch ha sido el Secretario Permanente del Presbiterio de Lake Huron desde abril de 2010. Ha servido en congregaciones en Birch Run y ​​Saginaw, Michigan. La frase favorita de Ted es que la iglesia debe ser un hospital para los/as pecadores/as y no un museo para los/as santos/as y su esperanza es que tanto como pastor y secretario permanente, pueda servir en ese espíritu.

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