Texto completo de la carta enviada por el Rev. Desmond Tutu, arzobispo emérito de la Iglesia Anglicana en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, al Rev. Gradye Parsons, Secretario Permanente de la Iglesia Presbiteriana (E.U.A.) en respuesta a la ratificación de la Enmienda 10-A, que permite la ordenación de personas solteras que no sean célibes, incluyendo gays y lesbianas.

Translated by Magdalena I. García:

Querido Hermano en Cristo,

Le escribo con el pedido de que comparta estos pensamientos con mis hermanos y hermanas en la Iglesia Presbiteriana (E.U.A.):

Le incumbe a todos los hijos e hijas de Dios pronunciarse en contra de la injusticia. A veces es igualmente importante hablar en solidaridad cuando se ha hecho justicia. Por esa razón les escribo para afirmar mi creencia de que al hacer espacio en su constitución para que los cristianos gays y lesbianas sean ordenados/as como líderes de la iglesia ustedes han llevado a cabo un acto de justicia.

Estoy consciente de que entre sus socios ecuménicos, algunas voces alegan que ustedes han cometido un error, y yo sé que ustedes con razón valoran su relación con cristianos en otras partes del mundo. Tristemente, no siempre resulta popular el actuar con justicia, pero siempre es correcto hacerlo. La gente dirá que las personas que ustedes ahora están dispuestas a ordenar son pecadoras. Yo he llegado a creer, por medio de la realidad compartida por mis amigos científicos y médicos, y confirmada por muchas personas homosexuales, que el ser gay no es una elección. Al igual que el color de la piel o el ser zurdo, la orientación sexual es simplemente otro rasgo de nuestra diversidad como familia humana. ¡Qué maravilloso que Dios nos ha creado con tanta diversidad y, sin embargo, a su imagen! La salvación significa que somos llamados/as de nuestros vínculos estrechos a la amplitud de un lugar de bienvenida para todos/as.

Indudablemente ustedes están conscientes de que en algunos países la iglesia ha sido cómplice en la persecusión legal de lesbianas y gays. Se está arrestando y encarcelando a individuos simplemente porque son diferentes de la mayoría en un aspecto. Al hacer posible que las personas que tienen una relación con alguien de su mismo género sean ordenadas como pastores/as, predicadores/as, ancianos/as y diáconos/diaconisas, están dando testimonio a sus socios ecuménicos de que ustedes creen en la amplitud del amor misericordioso de Dios.

Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. En Cristo no estamos amarrados por la estrechez de antiguos prejuicios, sino libres para abrazar totalmente la humanidad de nuestros hermanos y hermanas en todas nuestras gloriosas diferencias. Qué Dios les bendiga al comenzar a vivir de acuerdo a esta nueva realidad, y sepan que hay muchos cristianos en el mundo que continúan respaldándoles.

Dios les bendiga.

Arzobispo Emérito Desmond Tutu (Ciudad del Cabo, Sudáfrica)