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Fui privilegiado en servir en la facultad del Seminario Teológico de Columbia cuando la Rvda. Dra. Laura Mendenhall fue llamada a servir como nuestra novena presidenta. En su primera reunión oficial con la facultad, describió su estilo de liderazgo. Explicó que ella ve el conflicto como algo que ocurre en forma natural entre personas que son reflexivas y apasionadas. A través de los años, ella ha descubierto que cuando el conflicto surge, ella tiende a acercarse. Ella se intriga cuando otros/as están en desacuerdo con ella y busca entender mejor las perspectivas de otros/as. Ella se acerca, no porque trata de convencerlos a estar de acuerdo con ella, sino porque le preocupa que ella esté perdiendo algo, que no esté viendo algo que otros/as ven. Al ampliar su perspectiva, ella se convierte en una mejor líder, una mejor pastora y finalmente una seguidora más fiel de Jesús.

A lo largo de los años, la vi hacer esto. Cuando surgía el conflicto, ella se acercaba a la persona y pedía reunirse con ellos/as en su tiempo y en su espacio preferido. Aprendí mucho de ella.

El conflicto es inevitable. Los mejores líderes no huyen del conflicto, mas bien lo aceptan y buscan comprender y aprender de ello. Dr. Mendenhall fue clara sobre la desigualdad del poder. Después de todo, ella era la presidenta. Pero ella trajo consigo tal humildad y una singular presencia ausente de ansiedad a cada conflicto que la gente se sentía escuchada y respetada, aún cuando el resultado era estar "de acuerdo a no estar de acuerdo". 

Jesús se acercó. Ya sea que el conflicto fuera con los discípulos o los escribas o los fariseos, él se acercó.

Cuando yo me encuentro en conflicto con otra persona, he aprendido a usar el lenguaje de "por favor, ayúdame a entender" como si dijera "por favor, ayúdame a entender cómo ve esto diferente" o "por favor, ayúdeme a entender cómo le he decepcionado". Sinceramente, no me gustan los conflictos. Como asiático americano, mucho de mi herencia cultural me enseña evitar conflictos para guardar las apariencias. Pero ser llamado a dirigir significa que debemos aprender formas saludables a amarnos mutuamente para que el cuerpo de Cristo crezca y prospere.

En medio del conflicto los líderes se acercan.

Para discusión y reflexión:

  • Un líder que se acerca. ¿Qué es lo que hacen? ¿Cómo puede emular algo de eso?
  • Una persona con quien está en conflicto. ¿Cómo podría acercarse?
  • ¿Qué le llama Dios a hacer y ser en este conflicto? ¿Cómo está orando por esta persona?

El Rvdo. Dr. Rodger Nishioka se desempeña como pastor asociado principal y director de formación de fe para adultos en la Iglesia Presbiteriana Village en Prairie Village, Kansas. Antes de unirse al personal de la Iglesia Village, se desempeñó como profesor de educación cristiana en el Seminario Teológico de Columbia en Decatur, Georgia.

Este artículo es el primero de una serie de 12 partes que se enfoca en la formación de líderes de la IP(EE. UU.) como parte del "Año de Formación de Líderes: Invertir en ancianos(as) gobernantes, diáconos y diaconisas". Para recursos adicionales disponibles visíte www.pcusa.org/leader-formation/. Ediciones previas de los artículos están disponibles en Equip, el centro de entrenamiento de la iglesia en línea.