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Cada persona tiene una profunda necesidad de ser visto. Esta verdad fue más real para mí cuando un joven blanco disparó y mató a ocho personas, seis de las cuales eran mujeres asiático-estadounidenses en Atlanta recientemente. Esas muertes pusieron de relieve el dramático aumento del odio contra el pueblo asiático en todo nuestro país.

Soy un estadounidense de origen japonés de cuarta generación. Nací en Honolulu. Mis padres nacieron en California. Sus padres, mis abuelos, nacieron en California o en Hawai. Fueron mis bisabuelos quienes emigraron de Japón a Estados Unidos. Somos estadounidenses desde hace más de 150 años. Sin embargo, como muchos otros estadounidenses de origen asiático, somos vistos como "extranjeros perpetuos".

Una cosa es vivir en una gran área metropolitana con muchos otros rostros asiático-estadounidenses. Otra cosa es vivir en el Medio Oeste, donde hay menos personas alrededor. Así que fue particularmente conmovedor para mí cuando caminaba a la iglesia en la semana después a los tiroteos en Atlanta, y vi a una mujer blanca mayor, que estaba paseando a su perro, acercarse a mí. Recordé haberla visto en caminatas anteriores. Al acercarme a ella, me bajé de la acera para caminar por la calle (protocolo COVID). Ella me sonrió y asintió con la cabeza. Saludé y dije "buenos días" y seguí caminando. Entonces la escuché decir: "Disculpe". Me detuve y me di la vuelta. Ella estaba parada allí con su perro y dijo: "Realmente no te conozco, pero te veo caminando. Solo quería decirte que me alegro de que esté aquí, y estoy muy triste por lo que pasó en Atlanta, y espero que esté bien". Y parado allí en esa brillante y soleada mañana, en este vecindario cerca de mi iglesia, comencé a llorar. "Gracias", dije, cuando pude pronunciar las palabras. "Muchas gracias por su amabilidad."

Cada persona tiene una profunda necesidad de ser visto. Eso fue justo lo que hizo Jesús. Jesús se fijaba en las personas. Se fijo en el leproso y el paralítico. Se fijo en el niño y la viuda. Se fijo en el fariseo y el joven rico. Se fijo en todas estas personas.

Los lideres se fijan. Los líderes se fijan en las personas con cuidado, atención y claridad, tanto que cada uno sabe que ha sido visto. Es demasiado fácil, especialmente en estos días en que el ritmo de nuestras vidas comience a acelerarse, para que nos concentremos demasiado en nuestras tareas, nuestros mandados, de modo que no veamos a las personas que Dios ha puesto ante nosotros. Se necesita que nos fijemos en las personas. El buen liderazgo se fija.

Para reflexionar:

  • Una época en la que sabía que alguien se fijo en Ud., realmente le vio.
  • Una época en la que se sintió invisible.
  • Una forma de ver a las demás personas en estos días.

Dr. Rodger Nishioka se desempeña como pastor asociado principal y director de formación de fe para adultos en la Iglesia Presbiteriana Village en Prairie Village, Kansas. Antes de unirse al personal de la Iglesia Village, se desempeñó como profesor de educación cristiana en el Seminario Teológico de Columbia en Decatur, Georgia.

Este artículo es el primero de una serie de 12 partes que se enfoca en la formación de líderes de la IP(EE. UU.) como parte del "Año de Formación de Líderes: Invertir en ancianos(as) gobernantes, diáconos y diaconisas". Para recursos adicionales disponibles visíte www.pcusa.org/leader-formation/. Ediciones previas de los artículos están disponibles en Equip, el centro de entrenamiento de la iglesia en línea.