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Otra semana más y las protestas continúan; gente que lucha contra la supremacía blanca y la brutalidad policial. Los asesinatos de George Floyd, Ahmaud Arbery, Breonna Taylor (que no son los últimos, pero sí los más públicos en las noticias actuales), y el activismo del movimiento las vidas negras importan han iniciado conversaciones entre muchos presbiterianos(as) en todos los niveles de la iglesia.

La supremacía blanca, el epicentro de todo, está tan entretejida en el tejido de nuestra cultura e historia que es difícil para las personas no afectadas por ella negativamente, identificar los comportamientos y la agresión inconsciente hacia aquellas personas que la refuerzan. Esto se refleja en nuestra vida diaria y, por ende, en nuestros consistorios y congregaciones. Para poder empezar el trabajo de combatir estos comportamientos, necesitamos aprender las características de la supremacía blanca y hacernos preguntas difíciles. Lo más probable es que nuestros consistorios no están conscientes de su posible complicidad. Tengamos esta conversación, ya es hora.

La clave para aprender y desmantelar la supremacía blanca es educarnos para ser mejores, tener las herramientas necesarias para saber cuándo somos cómplices, saber cuándo lo son las demás personas y ser capaces de actuar y detener los patrones de comportamiento. Es responsabilidad de las personas que se benefician de este sistema desmantelarlo, alcanzar la reconciliación a través de las reparaciones para construir comunidad. Como ancianos(as) gobernantes, esta es nuestra responsabilidad y nuestro llamado, dentro de nuestras propias congregaciones. Ahora es el momento de examinar y hacernos algunas preguntas importantes que pueden llevarnos a la acción:

Falta de inclusión

En una denominación predominantemente blanca, es común tener una congregación con muy poca diversidad (personas negras, indígenas, personas de color). Pero, pregúntese:

  • ¿Por qué mi congregación y su consistorio son predominantemente blancas?
  • ¿Qué mensaje estamos enviando a la comunidad de que sólo las personas blancas están invitadas a unirse y sentirse seguras en nuestra congregación?
  • ¿Cuántas veces hemos pedido a las pocas personas negras, indígenas y de color que compartan sus opiniones (esperando que sean la voz de toda la diversidad del Señor)?

Poder y exclusión

Servir en el consistorio incluye tomar decisiones sobre la dirección que Dios está tomando en la iglesia, sobre los ministerios, las finanzas y otros asuntos importantes. A los ancianos(as) gobernantes se les confía esa responsabilidad. Ser intencional sobre la inclusión de la participación de posiciones de liderazgo para las personas negras, indígenas y de color es una forma de oponerse a la supremacía blanca. Pregúntese:

  • ¿Hay personas en mi congregación que han servido en el consistorio durante múltiples períodos en forma repetida?
  • ¿Este ciclo impide que los miembros no blancos sirvan?

Suposiciones

Cuando suponemos en lugar de preguntar, dejamos que nuestros prejuicios guíen nuestro ministerio. ¿Cuántas veces hemos asumido que alguien está demasiado ocupado para servir como anciano(a) gobernante, o para enseñar en la Escuela Bíblica de Verano, pero luego contamos con ellas para cocinar para nuestras recaudaciones de fondos, o para ayudar a limpiar nuestras iglesias o para dirigir el grupo de jóvenes? Pregúntese:

  • ¿A quién le permitimos que nuestras historias de lo que les está pasando nos impidan preguntarles? ¿Qué nos está convenciendo de actuar de esa manera?

Comodidad

La supremacía blanca espera que las personas oprimidas hagan el trabajo duro para las personas opresoras. Pedirle a las personas negras, indígenas y de color que hagan este trabajo por usted es un ejemplo de supremacía en acción. Pregúntese:

  • ¿Cuándo has esperado que una persona negra, indígena o de color le enseñara algo que usted no sabe? ¿Y cuándo se dio cuenta?

La Confesión de Belhar establece que

La obra de reconciliación de Cristo se ve manifestada en la iglesia como la comunidad de creyentes que han sido reconciliados(as) con Dios y entre sí;

... que esta unidad sólo puede establecerse en libertad y no bajo coacción; que la variedad de dones espirituales, oportunidades, antecedentes, convicciones, así como los diversos idiomas y culturas, son en virtud de la reconciliación en Cristo, oportunidades para el servicio y el enriquecimiento mutuo dentro del único pueblo visible de Dios; ... (Libro de Confesiones, 10.3)

Tengo la esperanza de que, como ancianos(as) gobernantes, podamos seguir siendo agentes inclusivos de cambio en el mundo.

Para un estudio más profundo:

White Fragility by Robin DiAngelo

So You Want to Talk About Race by Ijeoma Oluo

Dear White Christians: For Those Still Longing for Racial Reconciliation by Jennifer Harvey

Racism Without Racists: Color-Blind Racism and the Persistence of Racial Inequality in Contemporary America, 5th edition, by Eduardo Bonilla-Silva


Miguel Andrés Rosa Morales es un anciano gobernante de la Iglesia Presbiteriana en Hato Rey, Presbiterio de San Juan. Trabajó para la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas haciendo prácticas como miembro del Equipo de Planificación del Concilio General (2016) y para la Oficina de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) de la Asamblea General como asistente de programa para los Servicios de Reunión para la Asamblea General (2017). Miguel se graduó recientemente con una licenciatura en Ingeniería Mecánica y es miembro del Comité Especial de la Asamblea General sobre el Racismo, la Verdad y la Reconciliación.