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El bautismo es un evento que define nuestras vidas y que enfatiza el compromiso de Dios con su familia y de su pueblo con la creación de Dios. No es tachar una cosa más de la lista de la vida para olvidarla, sino que es un proceso de vida que sólo se complete con la muerte. Por lo tanto, es importante que el liderazgo de la iglesia mantenga siempre presente el compromiso del bautismo mientras se involucra en la misión de Cristo al «estudiar la Escritura y los asuntos de la fe y la vida cristiana».

Muchas de las liturgias bautismales en la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) hacen uso de la estructura del Libro de adoración común y hacen dos preguntas a la congregación:

«¿Ustedes, como parte de la iglesia de Jesucristo, prometen guiar y apoyar a esta persona con su amor y sus oraciones y a través de sus palabras y hechos? / ¿Le motivarán a conocer y a seguir a Cristo y a ser miembros fieles de su iglesia

La contestación de la congregación reunida es un entusiasta «Así lo haremos». Esta respuesta nos invita a un compromiso a largo plazo para colaborar con el Espíritu en el desarrollo de la fe, animando a la persona a participar en estudios bíblicos, a conectar la vida espiritual con lo ordinario con la esperanza de una respuesta fiel a todo lo que esto trae consigo y a estar en relación con las familias de la iglesia mientras ellas cumplen sus votos bautismales en casa.

Hace unos domingos atrás en la pequeña iglesia que pastoreo, el tiempo de la niñez incluyó un libro que tomó 10 minutos para leer. Yo me puse nerviosa. Me preocupaba que la gente adulta de la congregación se inquietara por el tiempo que estaba tomando esta parte del culto. Sin embargo, en ese momento pensé que este es un tiempo precioso y especial para hacer espacio para que nuestras niñas y niños se conecten con Dios de una manera que tal vez no esté disponible para ellas y ellos porque el culto de adoración tiende a estar diseñado para oídos adultos. Somos una iglesia pequeña con una amplia gama de edades en el culto y en la comunidad eclesial, y cada una de las personas que asisten, sin importar su edad, son parte de nuestro compromiso bautismal.

Una de las mayores responsabilidades de las personas ordenadas como ancianas gobernantes es trabajar con el pastorado y con otras personas en posiciones de liderazgo para proveer oportunidades de discernimiento, estudio, de hacer preguntas, y de lidiar con la fe en maneras que hagan que esa fe se fortalezca, de frutos, sea profética y sea de impacto tanto en la vida de la persona como en la vida de quienes le rodean. No hay palabras ni testimonio, si no brindamos oportunidades para que la Palabra se arraigue y crezca. Ser intencional en brindar oportunidades más allá de un estudio bíblico el miércoles por la noche es imperativo y esencial para nuestra vida bautismal como Iglesia de Cristo. Seguimos a un maestro que fue creativo e intencional: usó comidas, conversaciones y objetos para fortalecer la Palabra que predicaba, sabiendo que las personas aprenden y crecen de diferentes maneras. ¡Jesús fue el experto en contar historias de impacto! Y usted y yo, como personas ordenadas a ser ancianas gobernantes y docentes debemos seguir su ejemplo.

Para reflexionar:

  • ¿Cuáles son sus propias prácticas, como anciano o anciana gobernante, para estudiar las Escrituras y conectar la Palabra con su vida y su llamamiento?
  • ¿Cómo puede el consistorio ayudar a mantener los compromisos bautismales de la congregación a la vista y encontrar maneras de participar e invertir en esos compromisos?


Marissa Galván Valle es ministra de la Palabra y los Sacramentos de la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.). Ella es la editora principal de los recursos en español de la Corporación presbiteriana de publicaciones y sirve en una relación pastoral temporal en la Iglesia Presbiteriana de Beechmont, una iglesia intercultural que adora cada domingo en español e inglés. Ella fue ordenada como anciana gobernante cuando tenía veintiún años de edad.

A lo largo del 2023 y 2024, los artículos mensuales de Regarding Ruling Elders (Respecto a los/as ancianos/as gobernantes) alternarán entre una inmersión profunda en las formas en que los ancianos y ancianas gobernantes disciernen y miden la vida de una congregación a través del ministerio de las membresías e historias sobre cómo los ancianos y ancianas gobernantes están usando su llamado y dones mientras se mueven dentro y fuera de las paredes de la congregación.

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