Ayuda y esperanza en una mochila

LOUISVILLE - Escrito a mano en cartulina de color naranja brillante, el sencillo mensaje del alumno de primer curso estaba rodeado de sonrientes figuras de palitos, corazones y flores.

"Estoy agradecida por mi comida", escribió a los amigos que nunca ha conocido en la Iglesia Presbiteriana de Chester (Virginia). 

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Durante los últimos 12 años, esta congregación de los suburbios de Richmond, perteneciente al Presbiterio de James , se ha asociado con la escuela primaria Marguerite Christian del condado de Chesterfield para proporcionar mochilas con alimentos a los niños -como el artista en ciernes de la clase de primer curso de la Srta. Nyquist- para que se las lleven a casa durante el fin de semana. 

"Aunque no se piense que aquí hay pobreza porque somos bastante de clase media, hay muchos residentes con rentas bajas", afirma Jane Ward, que se unió a la congregación en 1986, cuando su familia se trasladó a Chester. "Y como muchos inmigrantes de nuestra comunidad ganan el salario mínimo trabajando en restaurantes o servicios de comida, sus familias necesitan las mochilas de comida para pasar el fin de semana"

Ward, profesora de marketing jubilada de secundaria que coordina el programa "Backpack Buddies" de la congregación, afirma que no sólo han cambiado los tiempos desde que ella daba clases, sino que las necesidades también se han hecho más acuciantes.

Y los estudiantes son aún más ruidosos.

"Cuando daba clases en el instituto", dice, "los niños nunca decían 'tengo hambre' o 'no he almorzado', pero ahora los niños de primaria lo dirían sin duda"

El pequeño equipo de Ward, formado por 10 voluntarios de la iglesia de Chester -que, según ella, "lucha como muchas congregaciones de hoy en día", con miembros en su mayoría mayores y pocos niños-, se turna los viernes por la mañana para comprar, empaquetar y entregar las mochilas en la escuela. También hay un expositor con un recipiente de plástico en el nártex para que los miembros de la iglesia puedan hacer donaciones monetarias o de alimentos.

"Cuando la escuela nos preguntó este año si podíamos aumentar el número de mochilas que proporcionamos, como yo sabía que no podíamos hacerlo, afortunadamente otra iglesia dio un paso adelante", dijo Ward. "Si no fuera por nosotros, habría niños hambrientos los fines de semana. Ojalá pudiera alimentarlos a todos"

Afrontar la desesperanza mediante actos de compasión es justo lo que la Ofrenda Paz y Testimonio Global lleva más de 40 años tratando de conseguir.  Nuestra Ofrenda de Testimonio Global y de Paz permite a la Iglesia promover la paz de Cristo abordando los sistemas de injusticia en nuestras propias comunidades y en todo el mundo.

La Ofrenda anual se recibe tradicionalmente el Domingo de la Comunión Mundial, el 2 de octubre. Es una ofrenda compartida en la que el 50% apoya el trabajo de labor de paz y testimonio global en todo el mundo, el 25% lo retienen congregaciones como la nuestra para el trabajo local de paz y reconciliación y el 25% es para los ministerios de labor de paz a nivel regional de los concilios intermedios.

"El programa de lavandería de la iglesia de Waynesboro ejemplifica el compromiso constante de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) con la labor de paz", dijo el Rvdo. Wilson Kennedy, director asociado de Ofrendas Especiales y Apelaciones de la IP (EE. UU.). "Alimentar a los hambrientos que viven en sistemas opresivos de pobreza nos ayuda a perseguir lo que hace la paz"

Como Ward sabe que la pobreza es una de las mayores amenazas para el desarrollo sano de los niños, ella y la iglesia mantienen su compromiso con "Backpack Buddies" a pesar de los desafíos. La congregación también ofrece una cafetería que atiende semanalmente las necesidades de entre 90 y 105 residentes con una comida completa y caliente los jueves.

"Cuando los niños no comen, no pueden aprender", afirma. "Mientras podamos continuar con este programa, lo haremos"

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Además de las bolsas de comida semanales, la iglesia también prepara y entrega aperitivos y golosinas para los estudiantes en ocasiones especiales como Navidad y Pascua.

"La consejera nos dijo que normalmente ofrece a los niños una golosina cuando acuden a su consulta, pero que se había gastado su presupuesto", dijo Ward. "Cuando nos preguntó si podíamos hacer algo, le dije que nos encargaríamos. Mi marido, Ray, que también es voluntario, entregó suficientes bocadillos para el resto del curso escolar"

Ward dice que, como la escuela es tan agradecida, la iglesia recibe a menudo notas de agradecimiento directamente de los niños.

Y aunque Ward no es de los que "guardan", se quedó con algunas de las tarjetas, como la de cartulina naranja. 

"A través de programas como 'Backpack Buddies' y la Ofrenda de Paz y Testimonio Mundial, las iglesias pueden seguir abordando la pobreza alimentaria en sus comunidades", afirmó. "En nuestra congregación y en todo el PC(USA), muchas manos hacen el trabajo ligero"